Has emigrado y ahora te toca lidiar con uno de los duelos más difíciles:

 

El duelo por la lengua.

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No se te ocurre la palabra que necesitas en una conversación.

Hablas más lento en alemán que en español.

No tienes ni la mitad de gracia hablando el idioma extranjero.

Te da vergüenza hablar y muchas veces callas.

Piensas que van a creer que eres tonto por tu acento.

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Cuando emigré a Alemania, pensaba que el idioma no iba a ser un gran problema para mí.

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Pero estaba equivocada.

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Sí, he ejercido desde el principio como psicóloga

en Alemania porque mi base de alemán era (muy) buena.

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Aún así he sufrido con el idioma y he pasado malos ratos.

Porque hay palabras, expresiones que se me resisten. 

Yo también parezco dos personas diferentes según qué lengua esté hablando.

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Sé que todo esto puede producir ansiedad y mucha, muchísima inseguridad.

 

Por suerte, también conozco la forma en que se puede trabajar en ello.

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Gracias a mi formación conozco los mecanismos por los que se produce la ansiedad asociada a hablar un idioma extranjero. 

Y, más importante aún: conozco técnicas y claves para controlarla y reducida.

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